Medicina y Teología de la Liberación: Hacia una Salud Humanizada en el Perú
- elblogdelaseccion1
- 5 nov 2024
- 4 Min. de lectura
Realizado por, Maria Estefani Roman Cordova
La salud pública en el siglo XXI enfrenta desafíos profundos, especialmente en contextos de desigualdad social como el Perú. Aquí, la Teología de la Liberación, una corriente desarrollada en América Latina por pensadores como Gustavo Gutiérrez (1971), se presenta como un marco ético de gran valor. Su enfoque promueve la dignidad, la justicia y el compromiso con los marginados, valores que también pueden impulsar una medicina basada en el amor y la compasión, donde el profesional de la salud se convierta en un agente de transformación social. Este ensayo propone una visión de la salud pública en la que la compasión y la justicia social convergen, y donde el profesional médico actúa desde el amor y el compromiso hacia sus pacientes.
El concepto de salvación en la teología cristiana ha evolucionado significativamente, pasando de una visión restrictiva a un enfoque más inclusivo. A medida que la idea de la salvación universal ganó terreno en la conciencia cristiana, surgió una comprensión cualitativa de esta noción, que enfatiza la apertura del hombre hacia Dios y hacia los demás. Así, la salvación se convierte en un proceso accesible a todo ser humano que actúa con amor y solidaridad, aunque no tenga plena consciencia de ello (Gutiérrez, 1971). Este principio es aplicable también a la medicina y la salud pública: una medicina basada en el amor implica que el profesional se abra al otro y lo asista desde un profundo compromiso con la humanidad compartida, más allá de las diferencias sociales o culturales.
La medicina, entendida de esta manera, es un acto que trasciende el tratamiento técnico. No se trata solamente de una intervención clínica, sino de un acto de amor hacia el que sufre, donde el profesional de la salud reconoce en el paciente a un semejante con el cual comparte una condición humana esencial. Este amor en la práctica médica, entonces, no es un mero sentimiento superficial, sino un acto consciente que implica compromiso, dedicación y empatía. Desde esta perspectiva, el médico no solo ofrece un servicio profesional, sino que se compromete con el bienestar integral del paciente, sin distinciones. Así, la medicina humanizada se convierte en una respuesta a las desigualdades que existen en el acceso y calidad de los servicios de salud, lo cual es particularmente relevante en el contexto peruano.
Para que esta visión de la medicina basada en el amor sea viable, es fundamental formar a los futuros profesionales de la salud con un enfoque humanista. Según el texto "Fundamentos epistemológicos del amor a la profesión en el estudiante de medicina," es necesario que el médico “se identifique con su profesión, cargado de afecto, preocupación por el otro, conciencia del otro, dedicado a su profesión, solidario, con un alto nivel de compromiso profesional” (2023). Este enfoque en la formación médica permite que los futuros profesionales no solo adquieran habilidades técnicas, sino también valores éticos que los motiven a ver en cada paciente a una persona digna de respeto y cuidado. La formación en el amor a la profesión es, por lo tanto, de gran importancia y vigencia, pues nutre la práctica médica con un sentido de solidaridad y justicia social que resulta esencial en una sociedad desigual.
Desde la perspectiva de la Teología de la Liberación, el amor y la solidaridad hacia los más necesitados no solo son virtudes deseables, sino una responsabilidad moral y ética. En este sentido, la salud pública debe asumir también un compromiso con la justicia, de manera que los servicios de salud lleguen a todos los ciudadanos, sin importar su nivel socioeconómico. Como señala Gutiérrez (1971), la salvación implica un proceso de liberación integral, en el cual el ser humano busca su realización plena en comunidad. Aplicado al ámbito de la salud, este principio plantea un modelo de atención inclusivo y accesible, donde el paciente no es solo un “caso” o un número, sino una persona con derechos que merece ser atendida con dignidad y respeto.
El profesional de la salud debe ser más que un agente clínico; debe defender la dignidad humana, promoviendo el acceso equitativo a la salud y eliminando barreras para los más vulnerables. Este rol demanda un compromiso genuino, ya que en sistemas de salud con desigualdades, es común que persistan patrones de exclusión. Por ello, el profesional debe adoptar una postura crítica y activa contra estas inequidades, trabajando hacia un sistema inclusivo y justo.
Esta propuesta ética para la salud pública y la medicina basada en el amor tiene una gran relevancia en el Perú, donde la desigualdad afecta de manera significativa el acceso a los servicios de salud. En este contexto, la Teología de la Liberación y el concepto de una medicina humanizada y comprometida presentan una oportunidad para redefinir el papel del profesional médico en la sociedad, dotándolo de una responsabilidad que va más allá de la práctica clínica y lo invita a ser un agente de cambio. La implementación de una salud pública inspirada en estos valores requiere, sin duda, una reestructuración del sistema de salud, pero, más allá de los cambios estructurales, necesita que cada profesional de la salud actúe con amor, empatía y compromiso.
En conclusión, la integración de los principios de la Teología de la Liberación en la medicina ofrece una oportunidad para construir una salud pública más humana y solidaria en el Perú. Este enfoque promueve una práctica médica en la que el amor al prójimo no es solo un valor abstracto, sino un motor que guía la interacción entre médico y paciente. La salud, como valor esencial de la vida humana, debe ser promovida y defendida desde la dignidad y el respeto. Inspirados por estos principios, los profesionales de la salud pueden contribuir a una sociedad en la que el acceso a la salud sea un derecho verdaderamente universal y equitativo. Así, en el Perú del siglo XXI, la medicina tiene el potencial de ser un puente hacia una sociedad más justa y compasiva, donde cada individuo pueda acceder a los servicios de salud necesarios para una vida digna.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Bejarano, S. R. (2024). Medicina basada en el amor un antiguo camino en salud.



Muy buen ensayo, esta bien estructurado y es interesante la forma que abordas el tema
Execelente ensayo
Buen ensayo, tiene una buena estructura y se logra diferenciar de la introducción, desarrollo y conclusión.
Acerca del contenido presentado, me gustó como vinculaste la Teología de la Liberación con la MBA. Resaltando puntos como que el personal medico debe ser sincero a la hora de curar al enfermo, por medio de actos de solidaridad y amor para aliviar el sufrimiento del paciente; además de que debe de actuar como un agente crítico y activo que promueva el cambio, esto para hacer posible la reestructuración en el sistema de salud y mejorarlo, haciendo que el paciente sea tratado con dignidad y tomando en cuenta las condiciones de desigualdad que existen, brindado de esta manera una atención individualizada e intregal.