¿CÓMO abordar el concepto “paciente” desde elenfoque de la Teología de la Liberación y laMedicina basada en amor. Y su enseñanza parala salud pública peruana?
- elblogdelaseccion1
- 15 nov 2024
- 5 Min. de lectura
Realizado por, Gladys Ayvar Rojas
El mundo actual y su constante avance tecnológico en estas últimas décadas ha sido y es trascendental para hacer la vida más fácil y práctica. Así como también brinda nuevas alternativas y posibilidades para afrontar problemas de diversa índole. Entre estos se encuentran los problemas de salud que aquejan a la población. Pero se debe tener en cuenta que este vertiginoso progreso tecnológico en contrapartida ha profundizado aun más la brecha que impedía un trato cercano entre el paciente y el profesional de la salud, por uno más distante, seco e indiferente (1).
El ser humano es un ser social en esencia. Necesita de la interacción con otros para un desarrollo óptimo tanto física como psicológicamente. Toda persona está revestida de dignidad, cualidad inherente a su condición propia que lo diferencia de los animales. (2) La dignidad no debería verse vulnerada por cuestiones de ninguna índole, ya sea social, política, o económica. Esta implica respeto, primeramente, en cuanto a la integridad de la persona. Y en segundo lugar dignidad en cuanto a su forma de vivir, puesto que el entorno actúa de modo directo sobre el sujeto. (3) Teniendo en cuenta ello el paciente como ser humano debe ser tratado con dignidad. Sobre todo, porque se encuentra en una condición que incrementa su vulnerabilidad frente a otros. (1)
El personal de salud desde su posición ventajosa por tener los conocimientos buscados por el paciente con el fin de solucionar su problema tiene el deber moral de actuar guiado por su vocación de servicio. Este profesional no debería olvidar el origen de esa vocación de servicio, donde el motor era una actitud de cuidado que estaba conducida por la solidaridad y la compasión. (1) Ahora bien, desde el enfoque de la teología de la liberación, la cual pone énfasis en mostrar las carencias básicas de las poblaciones pobres, es decir aquellas que presentan carencias materiales para cubrir sus necesidades básicas. (2) Esta carencia no tiene porqué disminuir a la persona en cuanto a su dignidad. La pobreza desde un punto de vista cristiano es un mal contra el que se debe luchar desde todos los frentes, porque impide que todos los seres humanos seamos tratados de la misma forma. (2)
Aterrizando la pobreza en el campo de la salud, los pacientes son aquellos que se encuentran en un estado de pobreza de salud, más aún si provienen de estratos económicos desfavorecidos se hallan en un estado donde se encuentran doblemente pobres. Afectados no solo por las falta de bienes materiales, sino también en su único bien preciado qué poseen como es su salud. Esta pobreza de salud los conduce a refugiarse en la atención médica en todas sus ramas. Para ser más precisos en el profesional de la salud. (4)
La vocación de servicio desde los orígenes de la humanidad trae consigo esa carga afectiva propia de buscar el bienestar no solo físico de la persona, sino un acompañamiento en esta etapa vulnerable. Esta expresión de solidaridad como una versión genuina del amor frente al sufrimiento de otro ser humano debe ser el común denominador en la atención de todo personal de salud. El amor y la solidaridad como directrices del servicio al prójimo permiten el resguardo de su dignidad y ser un bálsamo en un mundo de por sí injusto e indiferente.
El trato humano en los servicios de salud no son estandartes propios de aquellos que profesa la fe cristiana, por el contrario este modo de actuar no conoce de religiones ni creencias. El mundo actual aboga por los derechos humanos universalmente reconocidos. Sin embargo, aún hay desigualdades profundas en la sociedad que obstaculizan el goce de los mismos derechos por parte de todos. (3) La pobreza es una consecuencia directa del aprovechamiento de los unos por los otros. (2) Es de suma importancia dejar atrás la concepción romántica de la pobreza que lo tergiversa a como un ideal del cristianismo. Distorsiona antojadizamente lo señalado en los evangelios y confunde la pobreza material con la pobreza espiritual. Exigiendo la resignación al estado de pobreza material como obediencia cristiana. (2)
La iglesia por ello debe ser consecuente con sus acciones y no buscar los bienes materiales por sobre los espirituales que son la máxima aspiración de su confesión de fe. Los profesionales de la salud que profesan la fe cristiana de igual modo deberían adecuar su conducta y no buscar el lucro a costa de la salud del paciente y sus necesidades. La pobreza ideal de la que habla La Biblia es una donde todos tienen los mismos derechos, las mismas capacidades y medios para cubrir sus necesidades. Una pobreza donde no hayan necesitados, sino una sociedad justa en todos los sentidos. Donde el único bien supremo es Dios. (2)
En conclusión la filosofía de la teología de la liberación y la medicina basada en el amor son dos enfoques que deben dirigir la conducta de todo profesional de la salud. Ambos pensamientos conminan al profesional de la salud a recobrar la motivación primigenia de la vocación de servicio hacia el prójimo. En el sector salud comúnmente hace referencia al llamado “paciente”. Aquel individuo que es pobre en salud y que busca un mano amiga que le ayude a afrontar su padecimiento y le permita recobrar la salud como su bien más preciado. La tolerancia, el respeto y la solidaridad son valores necesarios para una cultura de paz que salvaguarde la dignidad humana frente a situaciones adversas. (4)
Es un reto actual en el sistema de salud deficiente, donde los más necesitados son aquellos que tienen menos posibilidades de acceder a una atención de calidad y en consonancia con el respeto de su dignidad como ser humano. (3) Nadie es pobre porque quiere. La sociedad injusta y desigual invisibilidad a los pobres. Igualmente el reparto inequitativo de herramientas que permitan salir de la condición de pobreza hace difícil este propósito, más no imposible. Los profesionales de la salud se encuentran en la primera línea de defensa de la vida e integridad de los pacientes por ello es necesario y éticamente correcto adoptar una actitud más humana donde prime el amor y la compasión en el cuidado al otro. (1) Como dicen por ahí.
“La medicina cura, pero el amor sana”
REFERENCIAS:
Cruz Bejarano SR. Medicina basada en el amor: un antiguo camino en salud. 1ª ed. Lima: Editora Diskcopy S.A.C.; 2024
Gutiérrez G. Teología de la liberación. 7.ª ed. Salamanca: Ediciones Sígueme; 1972.
Baños Jiménez JA, Baquero Úbeda JA, Bátiz Cantera J, Borrell i Carrió F, Callizo Silvestre A, Casado Blanco M, et al. Manual de la relación médico paciente [Internet]. España Foro de la Profesión Médica de España: 2019. Disponible en: https://coma.es/manual-de-la-relacion-medico-paciente/ [ Links ]
Alby JC. La concepción antropológica de la medicina hipocrática. Enfoques XVI. 2004;16(1):5-29. DOI https://doi.org/10.17843/rpmesp.2017.342.2988..



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